lunes, 15 de diciembre de 2008

PALABRAS HEREDADAS DEL ÁRABE


En el campo del léxico, la influencia del árabe es notable. Los arabismos del español suponen aproximadamente el 8% del vocabulario total y se calcula que son unas 4000 palabras, incluyendo voces poco usadas .
Los arabismos abarcan casi todos los campos de la actividad humana y según Rafael Lapesa son, después del latino, el caudal léxico más importante del español, al menos hasta el siglo XVI.
Así, encontramos arabismos referidos al conocimiento y la ciencia como: algoritmo, guarismo, cifra, álgebra, redoma, alcohol, elixir, jarabe, cénit, nombres de constelaciones como Aldebarán… Referidos a instituciones y costumbres: alcalde, alguacil, albacea, alcabala…, a actividades comerciales: arancel, tarifa, aduana, almacén, almoneda, almazara, ataujía, zoco, ceca… a urbanismo y vivienda: arrabal, aldea, alquería, almunia, alcoba, azotea, zaguán, alfeizar, albañil, alarife, tabique, azulejo, alcantarilla, albañal, alfombra, almohada…
En el campo de la vida doméstica, el vestido o el ocio encontramos: laúd, ajedrez, azar, tarea, alfarero, taza, jarra, ajorcas, alfiler, aljuba, albornoz, babucha, zaragüelles, albóndigas, almíbar, arrope...
Los hay también referentes a las labores agrícolas, en las que los árabes fueron verdaderamente innovadores en los sistemas de cultivo y regadío: acequia, aljibe, azud, noria, arcaduz… y a plantas, flores y frutos: alcachofa, algarroba, algodón, alfalfa, alubia, azafrán, azúcar, berenjena, almiar, aceite, azucena, azahar, adelfa, alhelí, arrayán alerce, acebuche, jara, retama…
También encontramos arabismos referidos a productos minerales, como azufre, almagre, albayalde, azogue, almadén… y nombres de aves rapaces, pues la cetrería era uno de los deportes preferidos por los árabes: sacre, neblí, alcotán, alcarabán, borní, alcándara…
Las continuas luchas con los cristianos también proporcionaron una gran cantidad de arabismos referentes a la guerra: aceifas, algara, adalid, atalaya, alcázar, zaga, alfange, adarga, aljuba, adarve, tambor, añafil, alférez, acicate, acémilas, jaeces, albarda, barbacana…

Algunos arabismos se remontan a orígenes diferentes del propio árabe: así del sánscrito nos llegó ajedrez y alcanfor, del persa, jazmín, azul, naranja, escarlata y del griego llegaron voces como arroz, alambique, acelga, alquimia… en eso los árabes no hicieron sino continuar la labor de transmisores culturales como en tantos otros campos.

Toponimia
Otro de los campos en los que la influencia árabe se deja notar es el de la toponimia; en la Península Ibérica la toponimia de origen árabe es muy abundante y no solo en las zonas de dominio musulmán sino también, aunque con menor intensidad, en la Meseta y el Noroeste.
En muchos casos, su significado es descriptivo; así, Algarbe (<>En otros casos son formas compuestas amalgamados: wadi «río» nos ha dejado Guadalquivir «río grande», Guadalén «río de la fuente», Guadalajara «río de las piedras»… Abundan los que tienen por segundo elemento un nombre personal: Medinaceli «ciudad de Selim», Calatayud «castillo de Ayub» o los muchos Beni- (Los árabes tomaron de los mozárabes la /c/ con que articulaban la /c/ latina ante /e, i/. A eso se debe el predominio de /c/ en las transcripciones de voces romances y sobre todo, la abundancia de ch por c en muchos topónimos de Al-Andalus: Conchel (Huesca), Carabanchel (Madrid), Elche (Alicante) Hornachuelos (Córdoba)
Fenómeno propio de árabe hispano es la imela: el paso de /a/ a /e/ y posteriormente a /i/, que permite explicar topónimos como Hispalis > Isbilia > Sevilla.




No hay comentarios: