miércoles, 17 de diciembre de 2008

MEDINAT AL-ZAHRA


Madinat-al-Zahra (Medina Azahara), ciudad que en su apogeo sirvió de escenario al palpitante idilio de la princesa poeta Wallada y su amante Ben Zaydun en el siglo XI. Esta suntuosa villa fue fruto de los desvelos de Abderramán III, que adoptó el título de califa en el año 929. Este fue mucho más lejos en su política constructiva que sus predecesores, pues, después de dotar a la gran mezquita de un gigantesco alminar, no dudó en mandar construir, a extramuros de Córdoba, Medina Azahara: una ciudad palaciega, además de centro residencial y administrativo. Las obras dieron comienzo en el año 936, cuando Abderramán III contaba 45 años. La ciudad se levantó a poco más de cinco kilómetros en línea recta al noroeste de Córdoba; el lugar no podía ser más idóneo: la falda meridional de la sierra de Chabal al'Arus ("la montaña de la desposada"), en medio de un verdadero vergel de viñas y árboles frutales, según el cronista Ahmad al-Razi. Los más célebres alarifes (arquitectos, diseñadores, artistas) andalusíes se dieron cita en las tareas de construcción de esta singular ciudad de las mil y una noches, que se edificó en torno a un doble muro de mampostería que encerraba un enorme rectángulo de unos 800 por 1.125 metros.
Medina Azahara no tardó en convertirse en la más extraordinaria realización urbanístico-arquitectónica del mundo musulmán; su magnificencia, según citas de viajeros medievales, llegó a eclipsar las más esplendorosas ciudades de la Ruta de la Seda.
El 22 de enero del 941 se inauguró la mezquita. A partir de entonces, en Medina Azahara se realizaron todas las Ibadas (las practicas) establecidas por el Islam. Siendo la jutba (discurso) muy apreciado por los andalusíes de la época y el salat de los viernes se convirtió en un acontecimiento multitudinario. Las construcciones se prolongaron hasta el año 976, ya en tiempos del califa al-Hakam II, hijo de Abderramán III, y cesaron cuando el visir Almanzor fundó otra capital, también llamada Medina Azara (Medinaceli, en Soria), a la que trasladó la Corte en el 981. A la muerte de al-Hakam II, se inició la decadencia de este paraíso del arte, de la arquitectura y del urbanismo islámico. Durante la fitna ("guerra civil") del año 1010, los bereberes saquearon, incendiaron y destruyeron la joya más mimada del Califato de Córdoba: Madinat-al-Zahra. Luego hicieron otro tanto los almohades, y los cristianos al fi­nal terminaron por sepultar toda su antigua grandeza.

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